miércoles, 27 de mayo de 2009

Jackson C. Frank, maldita la suerte

En ocasiones descubro músicos y grupos desconocidos u olvidados a través de una película, la radio, un anuncio en la televisión. Una canción o una música captan mi atención y hasta que no descubro el título y el autor no cejo en mi empeño. Gracias a esta ventana al mundo y a la información que es Internet, está búsqueda se ha simplificado enormemente de unos años a esta parte. Supongo que mi apetito musical y la curiosidad hacen el resto. Me resulta muy placentero descubrir nuevos artistas o artistas olvidados de esta forma, me recuerda a cuando me compraba un disco en mi juventud y tenía unas ganas increíbles de llegar a casa y pincharlo. En muchos casos, solo tenía referencia de él por alguna canción, alguna recomendación o por un amor a primera vista con la portada.
A Jackson C. Frank lo descubrí por una canción que sonaba en la infumable película de Vincent Gallo The Brown Bunnie. Se trataba de Milk and Honey, el track número seis de su único álbum titulado igualmente Jackson C. Frank y grabado en 1965. El disco se grabó en Londres y fue producido por Paul Simon, participando también Art Grafunkel y Al Stewart. Jackson llegó a Londres desde los Estados Unidos de donde era oriundo. Tuvo la suerte de cobrar el dinero de un seguro por un accidente que sufrió en su niñez y se embarcó rumbo a Europa. Con ese primer trabajo discográfico tuvo bastante éxito en los círculos Folkies del Londres de la época. Parecía que la suerte sonreía a Jackson, incluso preparaba ya las canciones para su segundo disco. Pero de repente esta suerte cambió, la discográfica rechazó las canciones que había compuesto, los estilos musicales de moda cambiaron, el dinero se le terminó y Jackson cayó en una profunda depresión. Regresó a los Estados Unidos, se casó y tuvo un hijo que murió al poco tiempo. Su salud mental empeoraba y la suerte le dio definitivamente la espalda. Ingresos en instituciones psiquiátricas, vagabundear por la ciudad de Nueva York y finalmente ser ingresado en un asilo en sus últimos años, fue lo que le deparó el destino a Jackson C. Frank.
La personalidad atormentada y su tremenda timidez se perciben en las canciones que grabó. Su música y sus letras tienen una sensibilidad especial, que enamoró a gente como Paul Simon, Nick Drake, Bert Jansch o Al Stewart. Jackson C. Frank fue un hombre sin suerte, pero yo me siento muy afortunado por haberle descubierto.

Jackson C. Frank - Blues Run The Game [1965]



Jackson C. Frank - Milk And Honey [1965]



Jackson C. Frank - Blues Run The Game [1965]




Jackson C. Frank - Carnival [1965]

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