martes, 21 de julio de 2009

Warren Zevon, llamando a la puerta de los elegidos

En ocasiones, a algunos artistas les cuesta ser reconocidos por el gran público. Algunos se van convirtiendo con el paso de los años en músicos o grupos de culto, adorados por tan solo un grupo de irreductibles. Otros pasan directamente al ostracismo, esperando que quizás en algún momento su obra sea reivindicada o se ponga de moda. Otros sufren el síndrome de "la eterna promesa", alguien que coge mucha carrerilla para el despegue definitivo hacia el olimpo de los elegidos pero, o no consigue levantar los pies del suelo o no consigue demasiada altura en su intentona. En este último grupo puede encajar el cantautor del que os hablo hoy. Warren Zevon se convirtió en la segunda mitad de la década de los setenta en una promesa de estrella a la altura de gente como Bruce Springsteen, Neil Young o Jackson Browne, pero no consiguió ese estatus, tan solo el reconocimiento unánime de sus propios compañeros.
Warren Zevon saca su primer disco en 1969 con Kim Fowley como productor. El álbum se titula Wanted Dead or Alive y pasa absolutamente desapercibido tanto para la crítica como para la audiencia. Decide continuar entonces su carrera como músico de estudio (tocaba el piano) y autor de jingles comerciales. Tras el regreso en 1974 de un largo viaje por España, contacta en Los Ángeles con su viejo amigo Jackson Browne y este le propone la realización de un nuevo disco. Así pues, Browne produce el nuevo material de Zevon, que saldrá a la calle en 1976 con el título de Warren Zevon. En este trabajo Zevon sí demuestra todo el talento que atesora y empieza a subrayar lo que serán las señas de identidad de su música, letras ácidas y desencantadas no exentas de grandes dosis de ironía y un gran conocimiento del rock americano. Tras este estupendo disco, le llega su mayor logro comercial de la mano de su siguiente trabajo, Excitable Boy en 1978. Producido también por Browne, en él sigue ahondando en las letras irónicas y el humor negro con variedad de ritmos rock, pop o folk. En este disco está su éxito más famoso, Werewolves of London. Zevon pagó caro el precio de la fama cuando se sumergió en una vida llena de excesos que le produjo una preocupante adicción al alcohol. No obstante, tuvo tiempo de sacar otro excelente álbum titulado Bad Luck Streak in Dancing School. Producido por él mismo junto con Greg Ladanyi, es un disco más oscuro y amargo que los anteriores con un sonido mas contundente y guitarrero. Los problemas de Zevon para mantenerse sereno empezaron a dificultar su carrera y provocaron que hasta 1987 no tuviera un nuevo resurgimiento de la misma. Esta vez fue de la mano de viejos amigos como Neil Young, Bob Dylan o Don Henley y nuevos admiradores como el grupo REM o Flea. Con Sentimental Hygiene Zevon retoma la senda del reconocimiento de la crítica unido a un cierto éxito comercial que le saca del ostracismo y el agujero negro en el que se había metido. En este disco nos habla de política, de sus adicciones o de sus múltiples fracasos amorosos pero siempre con buen humor y con la ironía que le caracteriza. Realiza a la par un álbum de versiones junto a los miembros de REM (excepto Michael Stipe) titulado Hindu Love Gods que finalmente saldrá al mercado en 1990. Zevon más o menos recuperado de sus problemas con el alcohol, consigue ir sacando regularmente nuevos trabajos en la década de los noventa, que si bien no gozan de mucho éxito comercial, sí son trabajos muy respetados por todos los miembros de la profesión. Pero la suerte vuelve a dar la espalda a Warren Zevon cuando en 2002 le diagnostican un cáncer incurable que le llevará a la tumba en septiembre de 2003 a la edad de cincuenta y seis años. Antes realiza lo que será su canto de cisne, el disco The Wind. Para este trabajo Zevon cuenta con la colaboración de gente como Jackson Browne, Ry Cooder, Emmylou Harris, Tom Petty, Bruce Springsteen, Billy Bob Thornton y Dwight Yoakam entre otros. Se trata de un trabajo muy premiado aunque a título póstumo ya que Zevon fallece dos semanas después de salir al mercado. Aunque el físico y la voz de Zevon estaban muy deteriorados durante su grabación, su espíritu continua imperturbable, pululando su talento por todo el disco.
Un magnífico final para un músico, que aunque irregular, derrochó talento e ironía durante toda su carrera musical. En su último trabajo se encuentra en mi opinión la mejor versión que se ha realizado del clásico de Dylan Knockin' on Heaven's Door. Pone la carne de gallina cuando al final de la canción Zevon entona un "Open up, open up for me". Así era Warren Zevon, se reía e ironizaba hasta con su propia muerte.


Poor Poor Pitiful Me from the album Warren Zevon in 1976



Werewolves of London from the album Excitable Boy in 1978




Bad Luck Streak in Dancing School from the album
Bad Luck Streak in Dancing School in 1980




Sentimental Hygiene from the album Sentimental Hygiene in 1987



Knockin' On Heaven's Door from the album The Wind in 2003

5 comentarios:

Shavatt dijo...

No lo conocia, tendré que investiar más sobre él. Buen blog y buen artículo.

Saludos.

Joxemiel dijo...

Gracias Shavatt por tu comentario. Tu blog lo leo a diario, es excelente.
Warren Zevon creo que te va a gustar, lo que pasa es que hay tanto que escuchar ¿verdad?...

Saludos.

Shavatt dijo...

Este blog también es muy bueno, sin duda continuaré visiándolo.

El problema no es lo que falta por escuchar, sino lo que está por descubrir.

The Incredible E.G.O´Riley dijo...

Fue admirable como este hombre afrontó los últimos dias de su vida. "The Wind" es un disco muy especial. Un gran tipo


Gran Post

Saludos

Joxemiel dijo...

Tienes razón todo un personaje.

Saludos.

 
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