jueves, 30 de julio de 2009

The Dexateens, el nuevo southern rock

Cuando nos imaginamos una banda de rock del sur de los Estados Unidos, lo primero que nos viene a la mente es un grupo de melenudos toscos y rubios, grandes como armarios, vestidos con ropa vaquera y camisas a cuadros, que consumen gran cantidad de alcohol por minuto y tocan sus instrumentos como animales. Bueno, ya lo se, son prejuicios, pero es la imagen que nos ha mostrado en gran parte el rock sureño en los últimos cuarenta años. Si repasamos la carrera de The Allman Brothers Band, Marshall Tucker Band, Elvin Bishop Band, Molly Hatchet o Lynyrd Skynyrd, nos daremos cuenta de que forman parte del movimiento mas heterodoxo de este estilo del rock. Desde los años ochenta hasta la actualidad, han aparecido nuevos grupos que seguían teniendo el southern rock como base pero su música estaba influenciada por otros estilos. De esa nueva hornada destacan bandas como Drive-By Truckers, My Morning Jacket o The Steepwater Band que en este nuevo milenio están manteniendo vivo el germen del rock sureño de una manera alternativa. Uno de mis grupos favoritos, aunque aun no gozan de demasiada popularidad, es el combo de Tuscaloosa (Alabama) The Dexateens. Este título se lo ganaron con creces después de un maravilloso concierto al que asistí en Basauri en 2005.
La banda se crea en el año 1998 con el guitarrista Elliott McPherson, Craig Pickering a la batería, Matt Patton al bajo y John Smith a la otra guitarra. El grupo nace con una clara vocación de convertirse en una banda de southern rock pero condimentado con grandes dosis de punk y garage rock. Después de estar varios años forjándose con actuaciones en directo por todo el sur de los USA, por fin en 2004 consiguen realizar su primer trabajo titulado como ellos The Dexateens. Se trata de un disco fabuloso donde se combina perfectamente la rabia punk y el garage rock con el alma sureña que siempre les acompaña. Sin duda, que este producido por Tim Kerr, un veterano de la escena punk rock de Texas, hace que hayan conseguido casar tan bien todas las piezas del puzle. Tras este estupendo debut, al año siguiente sacan su segundo disco titulado Red Dust Rising. En este segundo trabajo aplacan bastante sus furias punk y garage y deciden sonar como un disco clásico de la época dorada del southern rock, los setenta. La producción sigue siendo de Tim Kerr y quizás a eso se deba que el sonido no sea pulido ni impoluto como el de cualquier álbum del sello Capricorn de aquella década. También se trata de un estupendo trabajo que, aunque menos sorprendente que el anterior, mantiene el listón muy alto. Continúa su progresión con un tercer disco, Hardwire Healing 2007, donde se adentran por los vericuetos del blues y del country. Este es un disco donde lo eléctrico y lo acústico se mezclan perfectamente y donde la mano del productor Patterson Hood de Drive-By Truckers se nota bastante. Sin duda este trabajo les asienta como una banda de gran calidad y con un futuro prometedor. En 2008 sacaron otro disco titulado Lost & Found del que no tengo referencias, por lo que lo pasaré por alto pero apuesto a que no decepcionará. Por último, este año han sacado otro nuevo álbum, producido por ellos mismos junto a Mark Nevers, titulado Singlewide. En este último trabajo, la madurez se ha instalado definitivamente en el grupo y el formato más acústico y pausado ha ganado la batalla a los decibelios. También la banda ha cambiado a alguno de sus miembros añadiéndose un guitarrista más.
Estupenda la carrera de estos chicos de Alabama, en una evolución constante y esperando que vuelvan a girar por Europa para saborear su espectacular directo.
Si te han interesado los puedes descargar en:
2004 The Dexateens & 2005 Red Dust Rising
2007
Hardwire Healing
2009
Singlewide


The Dexateens - Cardboard Hearts from The Dexateens in 2004




The Dexateens - Elrod from The Dexateens in 2004




The Dexateens - Pine Belt Blues from Red Dust Rising in 2005




The Dexateens - Anna Lee from Red Dust Rising in 2005




The Dexateens - Down Low from Red Dust Rising in 2009


miércoles, 29 de julio de 2009

Leaf Hound, los cultivadores de setas

Como comentaba en el post anterior, a finales de los años sesenta se formaban cantidad de grupos y emergían multitud de artistas al amparo del bullicio musical existente. La escena inglesa era una de las más importantes de esa época. Teniendo como espejo a la música tradicional americana, los artistas ingleses crearon un riquísimo mercado musical que se extendió como la pólvora por todo el mundo, llegando incluso a copar también las poderosas listas de los USA. La mecha que encendieron los Beatles y los Rolling Stones provocó que en un corto periodo de tiempo estallase esa escena musical, acaparando y modificando los distintos géneros del rock y del pop. Bandas como The Who, The Animals, The Kinks o The Yardbirds, que nacían en las Art Schools, sacaban singles que se convertían rápidamente en éxitos que sonaban constantemente tanto en las emisoras piratas como en la BBC. Siguiendo con la corriente más blusera empezada por gente como John Mayall y Alexis Korner, dos de las canteras más importantes de del Reino Unido, se formaban grupos como Cream, The Jeff Beck Group, Humble Pie, Free, Led Zeppelin, Deep Purple, Black Sabbath o la Jimi Hendrix Experience. Todos estos grupos empiezan a endurecer su sonido blues-rock con amplificadores más potentes, pedales de distorsión o de Wah-Wah y a aliñar su sonido con la psicodelia predominante en esa época. Con estos elementos empieza a fraguarse lo que se dominaría más tarde el hard-rock o el heavy metal. Se formaban cientos de bandas que se deshacían con la misma facilidad que se creaban, los músicos consagrados formaban supergrupos y el mapa cambiaba de un año a otro. Una de esas bandas que se desarrollo en este ambiente es de la que os voy a tratar de hablar hoy, se hacían llamar Leaf Hound.
Leaf Hound nace tras la desaparición de una banda de blues rock llamada Black Cat Bones. En esta formación, aparte de los míticos fundadores de Free o Bad Company Paul Kossoff y Simon Kirke, se encontraban los hermanos Derek y Stuart Brooks. Después de que Kossoff y Kirke dejaran el grupo para formar Free, los hermanos Brooks entraron en contacto con el cantante Peter French y su primo Mick Halls para sustituirles. Finalmente deciden cambiar el nombre a la banda por Leaf Hound e incorporar al batería Keith George Young en 1969. Consiguen mantener el contrato con Decca y en 1970 comienzan a grabar su único Lp Growers of Mushroom. Graban todo el disco en apenas once horas de trabajo en los estudios Spot en Mayfair. Sin duda este hecho puede ser la razón de que a pesar de ser un álbum con un sonido duro y contundente, quizás le falte cierto trabajo de producción y de pulir las composiciones. Este era un problema importante que tenían estos grupos de segunda o tercera fila en comparación con los grandes artistas. Aun así, se trata de un gran disco de blues-rock y hard-rock donde la influencia de Led Zeppelin o Cream es palpable. Nada más realizar la grabación del álbum, el grupo se embarca en una gira por Alemania. Allí, la discográfica Telefunken recibe la autorización de editar el disco y lo hace aunque con dos temas menos de los grabados por la banda. A su regreso a Inglaterra y viendo que su disco todavía no ha salido a la venta, la banda se desintegra, pasando sus miembros a formar parte de grupos como Atomic Rooster, Cactus, Foghat o Randy Pie. Finalmente, Decca decide editar el disco completo en 1971 sin apenas repercusión comercial, aunque esa edición hoy en día está cotizadísima en el mercado del coleccionismo. El grupo reapareció en 2004 con solo Peter French como miembro original, sacando un disco bastante mediocre y todavía continúan en activo.
Leaf Hound es uno de esos grupos que formaron parte del ejercito raso del rock de aquellos años. Con una competencia tan feroz y con grupos de tanto talento, muchos artistas quedaron sepultados por la dictadura de las compañías discográficas, por el nepotismo de las pocas emisoras que radiaban música y por las propias tensiones internas de los músicos que buscaban el éxito y la fama pasando de una formación a otra. Menos mal que hoy en día podemos disfrutarlos como lo que son, historia del rock and roll.

Si os ha gustado el disco, lo podéis descargar desde estos dos links; Parte1 y Parte2 (Passw:L@ter)


Leaf Hound - Freelance Fiend (1971) Track nº 1



Leaf Hound - Sad Road to the Sea (1971) Track nº 2


Leaf Hound - Drowned My Life in Fear (1971) Track nº 3



Leaf Hound - Stray (1971) Track nº 5




Leaf Hound - Sawdust Caesar (1971) Track nº 9

martes, 28 de julio de 2009

Affinity, una promesa incumplida

A finales de los años sesenta el gran árbol que representaba la música popular estaba creciendo a pasos agigantados. Las raíces, formadas por géneros básicos como el blues, el folk o el jazz, se habían extendido en las décadas anteriores y estaban nutriendo al sólido tronco de donde emergían las distintas ramas. Aparecían nuevos géneros y tendencias desarrollando así un extenso ramaje. Los artistas tomaban de aquí y cogían de allá para promover nuevos sonidos y explorar nuevos territorios. Por supuesto los músicos no eran ajenos a los movimientos sociales y culturales que ocurrían en el mundo, siendo todos estos reflejados en la música que se componía. En este caldo de cultivo aparecieron cientos de grupos y artistas. Muchos de ellos apenas superaron la salida de su primer trabajo. Hoy en día, visto con perspectiva y haciendo una labor de arqueología musical, todos esos artistas resultan, en muchos casos, estimulantes y sin duda nunca es tarde para reconocerles su labor. En los dos próximos artículos que voy a publicar, voy a tratar de hablaros de dos grupos que, aunque absolutamente distintos en su concepción musical, sí comparten el dudoso honor de ser de esos grupos-de-un-solo-álbum y que además son coetáneos. Para empezar, os propongo un combo que nació en la emergente escena jazz-rock y jazz-pop que se desarrolló a finales de los años sesenta.
Affinity se empezó a gestar en las aulas de la universidad de Sussex en Brighton, al sur de Inglaterra. Lynton Naiff a los teclados, Grant Serpell a la batería y Mo Foster al bajo son estudiantes que forman un trio de Jazz para dar rienda suelta a su amor por este género. Una vez acabados los estudios, deciden continuar sus andanzas musicales formando un grupo de Jazz aunque con influencias importantes del rock y del pop. Reclutan al guitarrista Mike Jopp y a la cantante Linda Hoyle y forman el grupo Affinity en 1968. Empiezan a tocar profusamente en clubs de jazz de Londres siendo apadrinados por el músico y promotor Ronnie Scott. El Jazz-rock era un género de moda en esa época, popularizado por gente como Blood, Sweat &Tears o Frank Zappa, por lo que fichan por la compañía Vertigo en 1970. En esta discográfica realizan su primer y único Lp titulado homónimamente Affinity. Se trata de un fantástico álbum debut, absolutamente inclasificable en un solo género. En este disco podemos oír melodías pop, rock, jazz, soul, psicodelia o progresivo, todo encajado con elegancia y buen gusto donde el sonido del Hammnond de Lynton Naiff planea por todo el álbum. Hacen varias versiones como el Coconut Grove de los Lovin' Spoonful, I Wonder If I Care as Much de los Everly Brothers o el All Along the Watchtower de Dylan, llevándoselas todas a su terreno y dándoles un nuevo color. No faltan referencias a la música de la banda de San Francisco Jefferson Airplane, tanto por pisar territorios comunes como por el increíble parecido que tiene la voz de Linda Hoyle con la de Grace Slick. A pesar de las excelentes críticas obtenidas tras la salida del álbum, el grupo se separa emprendiendo sus componentes otros caminos.
Merece una oportunidad este estupendo disco de una banda que realmente prometía pero que sin embargo se quedó en eso, en una agradable pero incumplida promesa.
El disco se puede descargar desde este link (passw: bysonidos).


Affinity - I Am And So Are You (1970) Track nº 1



Affinity - Night Flight (1970) Track nº 2




Affinity - Mr. Joy (1970) Track nº 4




Affinity - Coconaut Groove (1970) Track nº 6




Affinity - All Along The Watchtower (1970) Track nº 7

lunes, 27 de julio de 2009

The Fall, El Sueño De Alexandria

El poder de la imagen es la gran baza que tiene el cine para seducir a los espectadores. Por supuesto si viene acompañado de una buena historia narrada en un buen guión, normalmente se obra el milagro de ver una gran película. También hay filmes en los que la palabra y la historia tienen el papel preponderante y el componente visual en muchos casos no pasa de funcional. En otros casos ocure al contrario, la belleza de las imágenes está muy por encima del hilo argumental o del guión. Este último caso es el de la película The Fall, El Sueño De Alexandria (The Fall, 2006).
The Fall, El Sueño De Alexandria está dirigida por el director indio Tarsem Singh. Este director es un realizador consagrado en el mundo de la publicidad y el videoclip, hecho que sin duda se nota en la puesta en escena de sus películas. Su primera obra fue una mediocre cinta titulada La Celda (The Cell, 2000) pero que destacaba por sugerentes escenas que resultaban impresionantes intentado retratar la mente de un psico-killer. The Fall es su segunda obra y nos propone sumergirnos en otro mundo imaginario visto por los ojos de una niña. Ambientada en los años veinte, nos cuenta la historia de Alexandria, una niña inmigrante ingresada en una clínica por un accidente que ha sufrido trabajando en los campos de naranjas de California. Allí conoce a Roy, un joven especialista de cine que está inválido tras caer en el rodaje de una escena. Roy está enamorado de la actriz protagonista del filme pero al no ser correspondido rueda una escena suicida que le produce el fatal accidente. Roy y Alexandria se evadirán juntos de la cruda realidad que les rodea por medio de historias extraordinarias que les transportaran a lugares lejanos.
Con esta premisa en forma de cuento mezclado con realidad, Tarsem nos propone un viaje fantástico donde el poder de las imágenes están muy por encima de la historia que nos cuenta. Con una puesta en escena espectacular y preciosista el director nos sorprende con escenas rodadas a lo largo de dieciocho países y sin ningún efecto de ordenador. Tardó más de cuatro años en terminar el filme, lo que da idea de la minuciosidad con la que todos los detalles están tratados. A lo largo de toda la película se observan homenajes al cine más primigenio así como a las pinturas surrealistas. Como no podía ser de otra manera, la fotografía realizada por Colin Watkinson es uno de los puntos fuertes de la obra, destacando las escenas que se desarrollan en los paisajes desérticos en tonos ocres. Otro de los aspectos en los que destaca en sobremanera el filme es en el vestuario, creado por la aclamada diseñadora japonesa Eiko Ishioka. El guión está realizado por el propio director junto a Dan Gilroy y Nico Soultanakis. No se trata de una historia original sino de un remake de una película húngara Yo Ho Ho de 1981. La banda sonora es una partitura de Krishna Levy aunque su tema estrella es el espectacular segundo movimiento de la séptima sinfonía de Beethoven. Los actores están todos correctos en sus papeles destacando quizás la niña que hace de Alexandria, Catinca Untaru, que realiza un estupendo trabajo.
Tarsem con The Fall nos propone una sinfonía visual en la que enlaza los cuentos, el cine de acción, el desamor y la soledad. Si no accedemos a sumergirnos en su propuesta, nos parecerá hueca y tediosa. Si nos dejamos llevar por su ritmo y entramos al trapo con lo que nos propone, disfrutaremos de una de las películas más hermosamente rodada de los últimos tiempos.

The fall - Trailer (2006)


viernes, 24 de julio de 2009

Jesse Winchester, un sureño expatriado

Durante los tumultuosos años sesenta se produjeron muchos movimientos que iban en contra de los valores establecidos por la sociedad existente. Impulsados por movimientos juveniles y focos culturales, ponían en cuestión los valores y las costumbres de la sociedad occidental, tomando un activismo político y social nunca visto hasta la fecha. El movimiento hippie o el mayo del 68 francés hicieron tambalear a una sociedad que se había quedado anticuada para la demanda de libertad de una nueva generación de jóvenes. El ecologismo, la libertad sexual, el uso experimental de drogas, los derechos civiles en los Estados Unidos o los movimientos pacifistas fueron los estandartes para dichos movimientos. Los colectivos antimilitaristas fueron muy importantes en los Estados Unidos ya que coincidieron con la guerra de Vietnam. Para el mundo de la música toda esta corriente no paso desapercibida. Hubo un gran rechazo a la contienda, gran cantidad de músicos compusieron canciones en contra y se organizaron festivales y eventos para intentar parar la guerra. Fueron muchos los jóvenes que pasaron por la cárcel por su negativa a incorporarse al ejército y otros los que decidieron emigrar a Canadá para así evitar esa misma situación.
Entre los músicos, el caso más famoso fue el de Jesse Winchester que emigró a Canadá en 1967 cuando le llegó la carta de incorporación a filas.
Jesse Winchester, sureño criado en Memphis, evitó su entrada en el ejército mudándose a Montreal. Winchester que había estado en distintas bandas musicales en su época de colegial, conoció al guitarrista de The Band, Robbie Robertson, en 1969 y este le produjo su primer álbum en 1970 con el título de Jesse Winchester. Se trata de un estupendo álbum debut de música sureña y country muy al estilo de The Band. El propio Robbie Robertson además de encargarse de la producción también toca la guitarra y su compañero en The Band Levon Helm toca la batería y la mandolina. En este primer trabajo Winchester exploraba en las contradicciones de un sureño expatriado en una ciudad fría y norteña como Montreal. Winchester demostró una calidad compositiva extraordinaria que apenas pudo mostrar ya que su condición de huido le impedía promocionar su disco en los Estados Unidos. De su país solo obtendría una cierta comprensión por su situación de los movimientos pacifistas y de parte de la crítica. En 1972 saca su segundo disco titulado Third Down, 110 to Go producido por él mismo con la ayuda ocasional de Todd Rundgren. Se trata también de un excelente álbum, mucho más intimista y positivo que el anterior. Winchester vuelve a demostrar su talento como compositor en una producción mas sencilla que su álbum de debut y con un cierto toque acústico. En 1974 obtiene la nacionalidad canadiense y continúa sacando discos pero siguen resultando intrascendentes en el mercado norteamericano. A finales de los años setenta el presidente Carter proclama una amnistía, pero el tiempo de Winchester ya ha pasado y no obtendrá nunca el reconocimiento que se merece por sus primeros trabajos. Continuará grabando discos y componiendo para otros artistas hasta la actualidad. En el 2002 regresa a los Estados Unidos para ya establecerse en Virginia, su lugar de residencia actual.
Quizás Jesse Winchester no obtuvo el éxito que se merecía por las circunstancias que le llevaron al exilio. A pesar de eso, ha sido un artista reconocido y versioneado por multitud de músicos. Yo tan solo tengo referencias de sus dos primeros discos, es lo único que he podido escuchar de él y os aseguro que merecen mucho la pena.

Jesse Winchester - Payday (1970)



Jesse Winchester - Snow (1970)




Jesse Winchester - That's A Touch I Like (1970)




Jesse Winchester - Yankee Lady (1970)



Jesse Winchester - Quiet About It (1970)

jueves, 23 de julio de 2009

Deliverance, de John Boorman

Como comentaba en artículos anteriores que trataban sobre películas realizadas en los años setenta, en esta década se producen cambios considerables en la forma de hacer cine, sobre todo en el cine norteamericano. Aparte de la revisión de géneros como el western o la aparición del cine de catástrofes, se crean nuevas corrientes narrativas empeñadas en eliminar clichés establecidos por el cine de Hollywood. De esta forma aparecen filmes que revisan iconos del cine como son Robin Hood en la maravillosa Robin y Marian (Robin and Marian, 1976), Bufalo Bill en Buffalo Bill y Los Indios (Buffalo Bill and the Indians, or Sitting Bull's History Lesson, 1976) o el general Custer en Pequeño Gran Hombre (Little Big Man, 1970). John Boorman con su película Deliverance, aquí titulada Defensa (1972), quiere acabar con el mito de la naturaleza como lugar idílico y redentor del hombre civilizado de una forma brutal y sin concesiones.
La cinta nos cuenta la aventura que sufren cuatro hombres de ciudad durante un fin de semana realizando el descenso en canoa de un río que va a ser modificado por la construcción de una presa. Tras un encuentro traumático con dos lugareños, su travesía idílica se convertirá en una tragedia a medida que vayan descendiendo por los rápidos del río.
Boorman nos presenta unos personajes bien definidos que van evolucionando durante toda la cinta a medida que los hechos van pasando. El drama que se cierne sobre ellos les hará tomar decisiones que les marcarán para el resto de sus días. La relación de los cuatro compañeros con la naturaleza pasará de ser una agradable aventura de fin de semana a convertirse en una lucha por su supervivencia. Es interesante el retrato que hace Boorman sobre los lugareños, tratándolos como un elemento más del paisaje, tan salvaje y agreste como lo puedan ser los propios rápidos del río. Para esto Boorman utilizó actores no profesionales de la misma zona donde se desarrolla la acción, lo que le da un realismo necesario según está planteada la película. La forma de hablar, de vestir y las malformaciones físicas que sufren algunos de ellos, quizás por una cierta endogamia en las costumbres, son elementos indispensables para dar sentido a todo ese estallido de violencia. Ya desde las primeras escenas Boorman enfrenta a la sociedad urbanita contra la sociedad rural siendo esto el preludio de que algo nada bueno va a ocurrir. Las escenas de acción están rodadas de una forma magistral y toda la película tiene un ritmo trepidante. A pesar de su extrema violencia, esta no es gratuita y se encuentra en armonía con todo el filme. El guión lo firma el autor de la novela en la que se basa, James Dickey. La cinta cuenta con una excelente fotografía de Vilmos Zsigmond donde se recrean los espectaculares paisajes de los Apalaches y del río Chattooga. La banda sonora está sembrada de temas Bluegrass interpretados por Eric Weissberg. Los actores principales están todos magníficos, empezando por Jon Voight, Burt Reynolds, Ned Beatty y Ronny Cox. Permanecen en la retina la famosa escena del duelo de banjos interpretado por Ronny Cox y Billy Redden o una escena de una violación que posee una violencia extrema interpretada por Ned Beatty.
Deliverance es una película dura y áspera que marcó un camino por el que han seguido muchos filmes posteriores. Una cinta que nos muestra la incapacidad del hombre moderno contra la naturaleza salvaje y un estallido brutal de violencia que ya nos anticipaba Sam Peckinpah en su gran filme Perros de Paja.

Deliverance 1972 Trailer



Escena de Dueling Banjos en Deliverance 1972

miércoles, 22 de julio de 2009

Jerry Lee Lewis en Rock Star Barakaldo

Se dice de un hombre o una mujer, que para ser completos han de hacer por lo menos una vez en la vida tres cosas; plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro. Me veo como una persona absolutamente incompleta ya que nunca he plantado un árbol, es más, soy alérgico al polen, todavía no he tenido hijos, que pereza, y no he escrito aún ningún libro, bastante tengo con hacer este blog. Es evidente que a estas tres cosas se le pueden añadir un montón de deberes y tareas que algunos considerarían imprescindibles. Por ejemplo para un musulmán ir a la Meca, para un católico ver al Papa de turno, para un facha visitar El Valle de los Caídos o para un socialista leer El Capital. Ahora bien, ¿cuáles serían las tres cosas que tendría que hacer un rockero para realizarse como ídem?. Difícil pregunta ¿verdad?. Después de mucho pensarlo creo que he encontrado la respuesta. Un rockero como dios manda tendría al menos que saber tocar o conocer ligeramente algún instrumento básico, véase la guitarra, el bajo, la batería o los teclados. Sí lo sé, es una cosa complicada, pero aunque solo sea saber tocar el riff de Smoke on the Water con una sola cuerda, creo que es algo que se debería hacer. ¡Hombre! no me digáis que escribir un libro es fácil, aunque sea un cuento para menores de cinco años. Resumiendo, lo primero sería comprarte un instrumento y saber tocar algo con él. La siguiente cuestión sería realizar un viaje al país donde nació el rock and roll. Como el peregrinaje que se debe acometer en cualquier religión. ¿Alguien duda de que el rock no sea una religión?. Es solo cuestión de fe, creo yo. Algunos pueden discrepar y decir que la cuna de este invento es tal sitio o este otro. Ampliamos fronteras pero no nos salimos de los USA, nos da igual la Ruta 66 que Tennessee, Chicago o la costa Oeste. Pero ha de ser en los Estados Unidos, nada de Londres o Dublín, seamos serios en esto. Por último, creo que tendríamos que asistir a un concierto de alguno de los pioneros en esto del rock and roll. Y cuando digo pionero no me refiero a los que comenzaron en los sesenta o en los setenta, pionero es hallar el éxito en la década de los cincuenta, cuando empezó todo este circo. Ok, se acaban las oportunidades, cada vez quedan menos vivos, ¡pero qué cojones!, cada uno se realiza como quiere. Por lo tanto, después de llevar años aporreando mi guitarra, amargando a mis vecinos y ahuyentando a mis amigos, y de visitar un par de veces norteamérica, hoy me he realizado como rockero, he visto a Jerry Lee Lewis en directo. Me daba igual su setlist, si tocaba poco tiempo o si la voz le temblaba al cantar. Tan solo quería estar cerca de él y homenajear a un pionero del rock and roll.
El único miembro del Million Dollar Quartet que queda vivo ha ofrecido un concierto emotivo y entrañable en la sala Rock Star de Barakaldo. A pesar de que físicamente se encuentra muy lastrado, sé que el espíritu del Killer salía de su cuerpo viejuno y se subía en el piano, lo aporreaba con el pie, nos miraba con arrogancia y lo prendía fuego. Nos ha ofrecido cuarenta minutos que guardaré como oro en paño en mi memoria y que, como os habéis podido dar cuenta, no os puedo ni narrar. Hoy he conseguido ser un rockero completo, gracias Jerry Lee.

martes, 21 de julio de 2009

Warren Zevon, llamando a la puerta de los elegidos

En ocasiones, a algunos artistas les cuesta ser reconocidos por el gran público. Algunos se van convirtiendo con el paso de los años en músicos o grupos de culto, adorados por tan solo un grupo de irreductibles. Otros pasan directamente al ostracismo, esperando que quizás en algún momento su obra sea reivindicada o se ponga de moda. Otros sufren el síndrome de "la eterna promesa", alguien que coge mucha carrerilla para el despegue definitivo hacia el olimpo de los elegidos pero, o no consigue levantar los pies del suelo o no consigue demasiada altura en su intentona. En este último grupo puede encajar el cantautor del que os hablo hoy. Warren Zevon se convirtió en la segunda mitad de la década de los setenta en una promesa de estrella a la altura de gente como Bruce Springsteen, Neil Young o Jackson Browne, pero no consiguió ese estatus, tan solo el reconocimiento unánime de sus propios compañeros.
Warren Zevon saca su primer disco en 1969 con Kim Fowley como productor. El álbum se titula Wanted Dead or Alive y pasa absolutamente desapercibido tanto para la crítica como para la audiencia. Decide continuar entonces su carrera como músico de estudio (tocaba el piano) y autor de jingles comerciales. Tras el regreso en 1974 de un largo viaje por España, contacta en Los Ángeles con su viejo amigo Jackson Browne y este le propone la realización de un nuevo disco. Así pues, Browne produce el nuevo material de Zevon, que saldrá a la calle en 1976 con el título de Warren Zevon. En este trabajo Zevon sí demuestra todo el talento que atesora y empieza a subrayar lo que serán las señas de identidad de su música, letras ácidas y desencantadas no exentas de grandes dosis de ironía y un gran conocimiento del rock americano. Tras este estupendo disco, le llega su mayor logro comercial de la mano de su siguiente trabajo, Excitable Boy en 1978. Producido también por Browne, en él sigue ahondando en las letras irónicas y el humor negro con variedad de ritmos rock, pop o folk. En este disco está su éxito más famoso, Werewolves of London. Zevon pagó caro el precio de la fama cuando se sumergió en una vida llena de excesos que le produjo una preocupante adicción al alcohol. No obstante, tuvo tiempo de sacar otro excelente álbum titulado Bad Luck Streak in Dancing School. Producido por él mismo junto con Greg Ladanyi, es un disco más oscuro y amargo que los anteriores con un sonido mas contundente y guitarrero. Los problemas de Zevon para mantenerse sereno empezaron a dificultar su carrera y provocaron que hasta 1987 no tuviera un nuevo resurgimiento de la misma. Esta vez fue de la mano de viejos amigos como Neil Young, Bob Dylan o Don Henley y nuevos admiradores como el grupo REM o Flea. Con Sentimental Hygiene Zevon retoma la senda del reconocimiento de la crítica unido a un cierto éxito comercial que le saca del ostracismo y el agujero negro en el que se había metido. En este disco nos habla de política, de sus adicciones o de sus múltiples fracasos amorosos pero siempre con buen humor y con la ironía que le caracteriza. Realiza a la par un álbum de versiones junto a los miembros de REM (excepto Michael Stipe) titulado Hindu Love Gods que finalmente saldrá al mercado en 1990. Zevon más o menos recuperado de sus problemas con el alcohol, consigue ir sacando regularmente nuevos trabajos en la década de los noventa, que si bien no gozan de mucho éxito comercial, sí son trabajos muy respetados por todos los miembros de la profesión. Pero la suerte vuelve a dar la espalda a Warren Zevon cuando en 2002 le diagnostican un cáncer incurable que le llevará a la tumba en septiembre de 2003 a la edad de cincuenta y seis años. Antes realiza lo que será su canto de cisne, el disco The Wind. Para este trabajo Zevon cuenta con la colaboración de gente como Jackson Browne, Ry Cooder, Emmylou Harris, Tom Petty, Bruce Springsteen, Billy Bob Thornton y Dwight Yoakam entre otros. Se trata de un trabajo muy premiado aunque a título póstumo ya que Zevon fallece dos semanas después de salir al mercado. Aunque el físico y la voz de Zevon estaban muy deteriorados durante su grabación, su espíritu continua imperturbable, pululando su talento por todo el disco.
Un magnífico final para un músico, que aunque irregular, derrochó talento e ironía durante toda su carrera musical. En su último trabajo se encuentra en mi opinión la mejor versión que se ha realizado del clásico de Dylan Knockin' on Heaven's Door. Pone la carne de gallina cuando al final de la canción Zevon entona un "Open up, open up for me". Así era Warren Zevon, se reía e ironizaba hasta con su propia muerte.


Poor Poor Pitiful Me from the album Warren Zevon in 1976



Werewolves of London from the album Excitable Boy in 1978




Bad Luck Streak in Dancing School from the album
Bad Luck Streak in Dancing School in 1980




Sentimental Hygiene from the album Sentimental Hygiene in 1987



Knockin' On Heaven's Door from the album The Wind in 2003

lunes, 20 de julio de 2009

Fifty Dead Men Walking

El conflicto en Irlanda del Norte entre los partidarios del IRA y los Unionistas junto al ejército británico, ha sido fuente de inspiración para la realización de multitud de filmes. En los últimos años se han realizado un buen número de películas que tocaban el tema desde variados puntos de vista. En Agenda Oculta (Hidden Agenda, 1990) Ken Loach nos describe las entrañas del conflicto irlandés de una forma realista y objetiva, con la libertad de expresión periodística como telón de fondo. El filme de Jim Sheridan En el Nombre del Padre ( In the Name of theFather, 1993) nos narraba a través de un vergonzoso error judicial las penurias y el sufrimiento de las víctimas colaterales de la espiral de violencia entre ambas facciones. En el Nombre del Hijo (Some Mother's Son, 1996) se incide en la situación que se vive en las cárceles donde se encuentran los condenados del IRA por delitos de terrorismo. Paul Greengrass en Domingo Sangriento (Bloody Sunday, 2002) cuenta en modo casi documental la atrocidad cometida por la policía y el ejercito británico durante una manifestación pacífica en 1972. Omagh (2003) de Pete Travis nos presenta el drama de uno de los atentados más sangrientos cometido por facciones del IRA en 1998. En todas estas obras se refleja, desde un punto de vista o de otro, la violencia que genera el conflicto en Irlanda del Norte contra toda la sociedad en la que convive y de la que se nutre. Una nueva muestra hemos de sumar a las anteriormente expuestas, la cinta de Kari Skogland Fifty Dead Men Walking del 2008.
Fifty Dead Men Walking se centra en un episodio real que ocurrió entre 1987 y 1991. En la película se narra la historia de un activista del IRA, Martin McGartland, que fue captado por los servicios secretos británicos. McGartland evitó por lo menos cincuenta muertes por los informes que pasó a los Ingleses y ayudo a desmantelar parte de la estructura de la organización a la que tenia acceso. Pero tuvo que pagar un precio muy alto por ello, ya que fue repudiado por su comunidad, condenado a muerte por el IRA y se tuvo que separar de su familia.
Kari Skogland es una directora canadiense poco conocida que apenas ha destacado en las obras que ha realizado. En esta, sin embargo, mantiene con pulso firme una narración trepidante. La película funciona perfectamente como Thriller político pero en cambio carece quizás de un tratamiento más incisivo en las raíces del conflicto y en las motivaciones del personaje principal McGartland, ya que estas no quedan del todo claras. Al filme se le achaca cierta distorsión de los hechos en favor del valor comercial de este. Incluso la cinta ha sido repudiada por el propio McGartland, que escribió un libro contando su propia historia. Sin duda pasar tan de puntillas por estas cuestiones perjudica al filme ya que de una buena película de acción hubiéramos pasado, con el tratamiento debido, a otra gran cinta sobre el problema norirlandés. El guión, bien estructurado, es obra de la propia directora. Los actores están bien en sus respectivos papeles, destacando a Jim Sturgess como Martin McGartland y a Ben Kingsley en el papel de Fergus, el contacto de McGartland en los servicios secretos. La cinta está estupendamente ambientada en los lugares donde ocurrieron los hechos por lo que trasmite verosimilitud al espectador.
La película ya desde su estreno levantó una gran polémica por declaraciones de Martin McGartland, de algunos actores del filme apoyando la causa nacionalista y su estreno accidentado en Belfast. Esta historia sigue levantando ampollas entre la comunidad nacionalista del Ulster.
Fifty Dead Men Walking
es un buen thriller del que sin duda se podría haberle sacado más jugo, lo que le convierte en cierta forma en un filme fallido.


Fifty Dead Men Walking (2008) Trailer

jueves, 16 de julio de 2009

Dennis Wilson, Pacific Ocean Blue (1977)

Los Beach Boys son unos de los grupos más importantes de la música popular desde los años sesenta a la actualidad. Se trata de un combo increíblemente prolífico, sobre todo en la década de la sesenta, llegando incluso ha sacar en el mismo año hasta cuatro álbumes en 1964. Está considerada la banda que más cantidad de discos ha vendido en los Estados Unidos. Su carrera comenzó en 1961 con los hermanos Wilson (Brian, Dennis y Carl), su primo Mike Love y el amigo de la escuela Al Jardine. El líder del grupo y compositor fundamental fue Brian Wilson, un genio musical aquejado de problemas mentales. El tándem Brian Wilson - Mike Love escribió buena parte de los éxitos más importantes de la época dorada del grupo. En 1966 Wilson escribió una rotunda obra maestra del pop titulada Pet Sounds. Un disco imperecedero y lamentablemente incomprendido en el momento de editarse. Dada la importancia en el grupo de Brian en la composición y los arreglos y de Love en las voces, los demás componentes del grupo pasaron en cierta forma a un segundo plano. Pero hay que destacar la figura de Dennis Wilson como un talento minusvalorado dentro de la formación californiana.
Dennis entró en el grupo casi por imperativo legal familiar por parte de la madre del clan Wilson. Se comenta que incluso el fue el que promovió la idea de hacer canciones que hablasen de surf y de aventuras playeras. Esto es lógico ya que era el único que practicaba ese deporte de todo el combo. Aprendió a tocar la batería y a pesar de que se defendía bastante bien con el instrumento, ni siquiera confiaban en el en las grabaciones del grupo. En los primeros años, la batería la tocaba un músico profesional en las grabaciones de los discos. El rol que le dejaban al pobre Dennis era el de ser el guaperas del grupo, el rebelde y juerguista. Ni siquiera su gran voz áspera y rasgada servía para las voces angelicales y los coros marcas de la casa. No fue hasta finales de los sesenta, cuando el caudal compositivo de Brian empezaba a agotarse por sus problemas emocionales, cuando pudo aflorar la calidad musical de Dennis en los discos de los Beach Boys. Ya en los setenta Dennis siguió contribuyendo con canciones propias a los álbumes de la banda pero seguía siendo más el díscolo batería que un reconocido compositor. Pero con la ayuda de su amigo Gregg Jakobson empezó a grabar su primer trabajo en solitario, Pacific Ocean Blue en 1975. Los compromisos con los Beach Boys y el trabajo relajado de Dennis provocó que el disco no saliese hasta 1977. El álbum tuvo cierto éxito y una buena acogida entre la crítica especializada. Se trata de doce temas en los que flota el soul y el r&B más selecto dentro de unas cuidadísimas melodías pop. Dennis destapa el tarro de las esencias en la composición dejando boquiabiertos a quienes nunca confiaron en el. Se trata de un trabajo que posee una atmósfera romántica e intimista, donde las composiciones están arregladas con un gusto exquisito. La melancolía y su gran pasión el océano, se encuentran también presentes como nexo de unión entre todos los temas. Dennis se encontraba ya trabajando en lo que sería su segundo Lp, Bambu, cuando le sobrevino la muerte en 1983. Los numerosos problemas sentimentales y sus problemas con el alcohol fueron el detonante de que antes de morir Dennis declarase que se encontraba solo en el mundo. Dennis Wilson se ahogo mientras nadaba cerca de su barco en Marina del Rey, cerca de Venice beach en Los Ángeles, California en 1983.
Este fue el canto de cisne del que siempre fue el patito feo (musicalmente hablando) de uno de los mejores grupos de la música popular contemporánea.


Si os interesa se puede descargar el álbum desde este link.


Dennis Wilson - River Song (1977)



Dennis Wilson - Dreamer (1977)



Dennis Wilson - What's Wrong (1977)



Dennis Wilson - Pacific Ocean Blue (1977)




Dennis Wilson - Time (1977)

Quiero La Cabeza de Alfredo García, La esencia de Sam Peckinpah

Sam Peckinpah fue uno de los directores más maltratado por la industria de Hollywood. La mayoría de sus películas se vieron cercenadas y adulteradas por los productores en la post producción. Cierto es que Peckinpah también fue un rebelde con una mirada que no encajaba con los esquemas del cine de la época. Sus obras siempre han tenido unos ingredientes que resultaban indigestos para la mayoría de ejecutivos de las grandes productoras. El caos que reinaba en sus obras, la exaltación de la violencia como elemento lírico y narrativo, el romper los esquemas de géneros intocables como el western y la ausencia total de héroes de tipo estándar, provocaba que fuese considerado un outsider por las grandes productoras. Aunque tuvo una carrera más o menos continuada, sus filmes no se libraron de la censura, de los finales edulcorados y del tijeretazo en el montaje por parte de los productores. A pesar de eso consiguió realizar un buen puñado de películas, algunas de ellas obras maestras del cine como Duelo en la alta sierra (Ride the High Country, 1961), Major Dundee (Major Dundee, 1965), Grupo salvaje (Wild Bunch, 1969) o Pat Garrett y Billy The Kid (Pat Garret and Billy the Kid, 1973). Posteriormente se han reeditado algunas de ellas con el metraje y el montaje original ideado por el director californiano y algunas han ganado en profundidad y calidad narrativa. Tras el fiasco que supuso para Peckinpah la adulteración de la ambiciosa Pat Garrett y BillyThe Kid, este se refugió para su siguiente filme en un país que conocía y que le entendía a la perfección, Méjico. Allí, rodeado de grandes amigos y libre en su creatividad realizó en 1974 Quiero la cabeza de Alfredo García (Bring me the Head of Alfredo García, 1974).
La película nos narra la historia de un cacique mejicano que ordena que le traigan (literalmente) la cabeza de Alfredo García, un ex lacayo que ha dejado embarazada a su hija y que después ha desaparecido. Ofrece un millón de dolares por dicho trofeo por lo que un montón de matones a sueldo se pondrán en marcha para capturarle.
Se trata posiblemente de la película más personal de Sam Peckinpah. Una historia absurda y surrealista a medio camino entre el thriller, el western y una road movie. Aquí Peckinpah da rienda suelta a todo lo que caracteriza a su cine, el caos en la narración, gran carga psicológica y ambigüedad en los personajes principales, la figura del antihéroe o perdedor, personajes femeninos sin prejuicios de género, violencia extrema pero con una gran carga lírica o la fatalidad del destino. Sam Peckinpah nos muestra la cruda realidad mediante caminos polvorientos, sudor, sangre, paisajes agrestes, tugurios de mala muerte, ladillas, putas o el fervor religioso de los mejicanos. Warren Oates está estupendo en el papel de perdedor que busca la recompensa por la cabeza de Alfredo García. También participan actores habituales del director como Robert Webber, Gig Young o Kris Kristofferson y su elenco mejicano favorito con Isela Vega, Emilio Fernandez o Chano Ureta. El guión es del propio Peckinpah junto con su ayudante Gordon Dawson. La música, aparte de sonar algunos corridos y canciones mejicanas, cuenta con una partitura del también habitual Jerry Fielding. La fotografía está realizada por Alex Phillips. Cabe destacar que no se abusa excesivamente de las muertes en ralentí, recurso frecuente en los filmes de Peckinpah por esos años.
Sam Peckinpah realiza una obra sin concesiones, su universo plasmado en una historia llena de lirismo, caos y violencia que hará las delicias de los amantes de este gran director de cine.


Bring Me The Head Of Alfredo Garcia (1974) [Trailer]

miércoles, 15 de julio de 2009

Lucinda Williams en el Kafe Antzokia de Bilbao

Se colgó el cartel de no hay billetes en el Kafe Antzokia bilbaíno para asistir al concierto de Lucinda Williams. Había mucha expectación por ver la reina del country rock actuar en la capital vizcaína. A pesar de que el precio de las entradas, 43 euros, podría ser abusivo, se llenó el aforo de la sala en sus aproximadamente quinientas localidades. Creo que actuaban de teloneros los propios componentes de su banda pero llegué un poco justo de tiempo y no presencié su actuación (si la hubo). Antes del show el organizador avisó por el micrófono que la concurrencia se cortase de fumar mucho, puesto que le molesta mucho el humo a Lucinda, de hacer fotos con el flash y de beber con la botella de vidrio en la mano. Cosas de los artistas. Comenzó el concierto pasadas las nueve y media con el público entregado desde el primer tema. La media de edad era bastante elevada y quizás también había bastante gente poco habitual en los conciertos de rock que se celebran habitualmente en esa sala. El grupo que la acompañaba era una formación básica de dos guitarras, bajo y batería, con uno de los guitarristas desdoblándose de vez en cuando en los teclados. En mi opinión la actuación la podríamos dividir en dos partes. Una primera parte donde Lucinda, aunque empezó algo dubitativa, se lució (nunca mejor dicho) con sus temas mas acústicos e intimistas, adentrándose en los terrenos del country alternativo del que es sin duda la reina actual. Sonaron canciones como I Just Wanted to See You So Bad, que abrió el show, Happy Woman Blues, Can't Let Go o Blue, osea su setlist habitual de este año, que por cierto está colgado de su pagina web. A partir de Bleeding Fingers Lucinda abandonó su acústica y se enfundo una preciosa Telecaster Plateada y el concierto empezó a transitar por los territorios eléctricos del southern rock y el rock americano más genuino. En esta parte sonaron Come On, Honey Bee o una versión bastante buena del hit de AC/DC, bastante más dura que en el álbum Little Honey del 2008. La gente ya estaba completamente entregada ya que el show se había convertido en un gran concierto yendo de menos a más. Para terminar la actuación, Lucinda nos interpretó solo con su guitarra acústica una versión de la maravillosa canción de Jimi Hendrix Angel y se la dedicó al difunto rey del pop Michael jackson. Ella sabrá.
Así se despidió Lucinda williams del público bilbaíno, con un "os amo" y "paz y amor". Tengo que destacar sin lugar a dudas la gran banda que la acompañaba, todos excelentes. Las guitarras en particular fueron muy buenas, tejiendo entre las dos los riffs de las canciones de manera magistral.
Por lo tanto otro excelente concierto el vivido ayer en el Antzokia, a cargo de una dama de la música americana que poco a poco va fraguando su leyenda entre los más grandes. Lo dicho, paz y amor para todos.
Perdón por la calidad de las fotos, pero sin flash...
 
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